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Si usted se siente del centro político, debiera hacerse un autoexamen para averiguar cuáles son las convicciones que sustentan su postura.

¿Cree usted en la legitimidad de la propiedad privada? ¿Qué las personas que han obtenido bienes por medios legítimos poseen plenos derechos sobre ellos? Si su respuesta es no, usted no es del centro político, es claramente comunista. Si su respuesta es si, es al menos anticomunista o probablemente derechista aunque no se sienta identificado con los supuestos representantes políticos de los derechistas. Si es así, preocúpese de identificar personas confiables, que se puedan dedicar a la política, manteniendo sus convicciones y elíjalo como su representante. Son muchas la personas desilusionadas por haber votado por oportunistas falsos derechistas, que una vez en el cargo muestran impúdicamente su falta de compromiso hacia sus electores.

¿Cree usted que los derechos personales tienen límites, especialmente cuando pueden atropellar los derechos de otros? Si su respuesta es si puede que sea derechista confeso o un izquierdista socialista, pero podría ser un derechista “en el clóset”. No es necesario aclarar que no reconocer esos límites es característico del comunismo, que legitima cualquier conducta que circunstancialmente les convenga, aunque sean hechos de violencia, agresiones o delitos.

 ¿Cree que las personas son todas iguales o piensa que todas son distintas pero pueden llegar a organizarse y a aceptar jerarquizaciones, mientras se respete la libertad individual? Si su respuesta es que todos son o debieran ser iguales, usted es muy comunista. Si reconoce que las personas difieren en muchos aspectos, lo que incluye ventajas relativas o desventajas, aptitudes, o falta de ellas, o cualquier otro aspecto diferenciador, pero cree que cada cual puede encontrar un lugar digno en la sociedad aceptando sus propias características o limitaciones, aceptando grados de dependencia, asumiendo responsabilidades, aceptando o ejerciendo la autoridad de manera ponderada, entonces puede ser socialdemócrata o derechista, pero no comunista. Nuevamente, tal vez sea un derechista “en el clóset”.

¿Se considera a si mismo/a como árbitro intermedio de posiciones antagónicas en política, ya sean de derecha o de izquierda? No podemos asegurarle si eso lo convierte en una persona de centro realmente; podemos decirle eso si que su visión de la política en muy narcisista. Entre comunismo y derechismo hay diferencias de tal profundidad que no admiten posiciones intermedias, por ejemplo, en el derecho a la propiedad o en el ejercicio de las libertades. Así que salga de su zona de confort y atrévase a reconocer, o es comunista o es derechista pero la posición de centro, es solo un refugio personal que no engaña a nadie. 

Reflexiones sobre el centrismo:

Declararse centrista es una postura circunstancial y oportunista por definición. Si bien hay organizaciones políticas autodefinidas por la pretensión de conversar con izquierda y derecha para llegar a consensos, en realidad el centrista se define como no comunista o abiertamente anticomunista, ya que su vocación política es democrática. Si no reconoce esta realidad y considera aceptable la posibilidad de instalar un estado totalitario, no es centrista, es un comunista trabajando en el bando contrario.

Consecuente con una posición de centro sería estar disponible para analizar soluciones de todo tipo para los problemas públicos, incluyendo iniciativas privadas, mixtas o estatales, pero sin exponer las libertades individuales ni desconocer la legitimidad de la propiedad o a las instituciones democráticas; el centrista es en la realidad, un derechista, aunque no se haya alineado con otros derechistas.

Tanto las personas comunes y corrientes como las organizaciones que se autodefinen como centristas, suelen abstenerse de opinar o de tomar partido por una postura, bajo una supuesta intención de equilibrio consensual, pero en la realidad están solo observando la oportunidad, ya que esperan que los que tienen convicciones demuestren su superioridad conceptual, y estas pueden ser a final de cuentas, solo de uno de dos tipos: libertaria o estatista.

Es raro que el centrista aporte con soluciones, ya que se satisface a si mismo en posiciones salomónicas sobre las iniciativas de otros con verdaderas convicciones.

El centrismo es una autoetiqueta por diversas motivaciones. Una muy conocida es el  oportunismo en estrategia política de captura de los votantes “medianos”, a través de una retórica de ambigüedad calculada, que puede tener elementos de transversalismo.

El centrismo en personas es también un refugio en el ambiente donde atreverse a demostrar las propias convicciones podría derivar en agresiones u otros tipos de represalias. También muchas personas se declaran centristas por la desconfianza de pertenecer a los grupos políticos existentes, ya sea por desilusión al no poder expresarse, o insuficiente poder de decisión en el conjunto u otras razones que potencialmente afectan el sentido de pertenencia.

Nosotros creemos que la mayoría de los autodenominados centristas son derechistas en el clóset. Antes de declararse centrista, pregúntese si sus convicciones son libertarias o estatistas totalitarias, pregúntese si está disconforme con quienes dicen representar sus posturas e ideas. Si es así, no reniegue de su naturaleza libertaria, identifique buenos representantes y defienda sus convicciones.

 

Semejanzas y diferencias entre derecha y centroderecha

Convicción en que la economía social de mercado es el único modelo económico viable, para reducir la pobreza. Pueden haber matices en el grado de intervención estatal a través de regulaciones.

Postura a favor de mantener impuestos relativamente bajos que permitan estimular el consumo, el ahorro, la inversión, el empleo y el crecimiento económico. El axioma es que el conjunto termina aumentado la recaudación tributaria.

Postura a favor de reducir el gasto público sin disminuir su eficiencia, con el objetivo de mantener el equilbrio fiscal,  la inflación en niveles bajos y el Estado con bajo nivel de endeudamiento.

Cuidadosa racionalización de los programas sociales, procurando evitar injusticias en verdaderos casos de necesidad social, pero buscando fomentar el autodesarrollo, el autocuidado y el acceso a trabajos dignos, como opción preferible en vez de facilitar el abuso en los subsidios estatales.

Postura favorable a la privatización de muchas empresas del Estado, al menos en aquellas no esenciales al interés o a la defensa nacional. Privatizar no implica renunciar a establecer condiciones, fiscalizar o perfeccionar regulaciones. El Estado puede ser un competidor siempre que apliquen ls mismas reglas para todos.

Predisposición a fomentar el comercio internacional sin someterse al globalismo, buscando el desarrollo favorable a las exportaciones a través de acuerdos y tratados que protejan intereses nacionales.

Distinción entre normas y regulaciones versus intervencionismo. El intervencionismo es propio del comunismo. Los modelos anticomunistas buscan mantener condiciones de competitividad estables, con regulaciones razonables en materias de protección ambiental, posicionamiento de la marca país, relaciones entre empresas y trabajadores y en infraestructura. Acepta que es un proceso dinámico que va madurando con la experiencia.

Todo lo expuesto es pensamiento de derecha. Una persona puede estar de acuerdo en todo y declararse de centro. Está bien, pero es en realidad de derecha.

Interesante ¿no?

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una idea en “¿Soy del centro político?”

  1. Martes, 18 Junio 2024 15:53
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